Después de la victoria borbónica en la batalla de Almansa, Felipe V promulgó en junio de 1707 el decreto de Nueva Planta del reino de Valencia, por el cual se abolieron los fueros e instituciones propias, se instauró una nueva fiscalidad, se estableció un gobierno militarizado y se incorporó el reino a Castilla en calidad de provincia. Las esperanzas de revertir la situación fueron vanas.

Entre los siglos XVII y XVIII se produjo una renovación científica en Europa que hizo de la observación y la experimentación la base de todo conocimiento. Valencia fue uno de los núcleos más activos de esta nueva ciencia, pero no tanto en la universidad como en tertulias ilustradas.

La Real Sociedad Económica de Amigos del País es una institución cultural creada en Valencia en 1776, pareja a otras afines creadas en España en esos años, con el objeto de llevar a la práctica los ideales de la Ilustración y modernizar la sociedad. La entidad promovió la actividad económica y cultural mediante premios y fomentó la mejora de agricultura, la industria y las infraestructuras.

Durante el siglo XVIII Valencia contó con destacados impresores que se encargaron de divulgar los avances de la ciencia y el pensamiento. No obstante, con el estallido de la revolución francesa la monarquía promovió leyes que regulaban el tránsito de libros del extranjero, para tratar de frenar la difusión de ideas consideradas sediciosas.

En medio de una profunda crisis económica y social, el eco de la revolución francesa despertó fuertes tensiones en Valencia, que se plasmaron en revueltas de tintes xenófobos. Las clases dirigentes, a su vez, escuchaban con inquietud las alarmantes noticias que llegaban de París.