El teatro (30 de mayo de 1619)

A finales del siglo XVI y principios del XVII, el teatro se consolidó como una forma de espectáculo para la nueva sociedad urbana, y también como una forma empresarial y de producción literaria que más adelante se conocería como de “cultura masiva”. Uno de los cambios más importantes del teatro, que tuvo lugar en el siglo XVII, fue el de la creación de los Corrales de Comedia, un lugar fijo donde representar las obras, ya que anteriormente eran los patios traseros de las casas los que se utilizaban para tal fin. Las ganancias se solían destinar a los hospitales, lo que contribuirá a que los teatros no desaparezcan en épocas de crisis, como pueden ser las epidemias o las guerras. La crisis política, económica, social y espiritual que afecta a Europa durante el siglo XVII traerá consigo la transformación del pensamiento. En España, el peso de la Contrarreforma transformará los modelos sociales de pensamiento y será uno de los cambios más interesantes a nivel espiritual. La nueva cultura va a comportar un movimiento bidireccional: desde las esferas de control hacia el pueblo, y viceversa. La gran masa social ahora desempeña un papel esencial en la determinación de los productos culturales, desarrollándose incluso estudios sobre sus modelos de comportamiento para así, elaborar una serie de pautas ideológicas y persuasivas atractivas a todas las capas sociales,

 

y que además desempeñen su principal función aleccionadora. De esta manera, las artes y la literatura constituyen, junto a la representación pública, las principales herramientas que tienen un alcance popular. La obra dramatúrgica como obra de arte total, en la que se combinan las novedades plásticas con los preceptos morales y religiosos, se presenta como una de las principales alternativas de evasión para la población, convirtiéndose además, en principal escenario de la sociedad en el que cada cual ocupa el lugar que le ha sido asignado. Por otra parte, las grandes obras artísticas, se elaboran en base a las conquistas del teatro, llevándose a los templos religiosos los mismos mecanismos y artefactos que se usan en la representación teatral; de esta manera, los retablos barrocos, por ejemplo, se encuentran en estrecha relación con el teatro.

 

Lope de Vega fue una de las figuras del mundo del teatro en lengua castellana más importantes de este periodo, ya que contribuyó al desarrollo de este género literario en dos aspectos fundamentales: por un lado, su relación con mecenas, compañías y público abrió el camino para la profesionalización del escritor dramático; en segundo lugar, su concepción del espectáculo y la escritura dramática, le llevó a situar el gusto del público como eje principal de la composición y, por tanto, a tratar aspectos de la realidad social del pueblo, que permitieran conectar directamente con su sensibilidad. Lope de Vega transformó el teatro en un momento en el que se estaba convirtiendo en un fenómeno de masas. En esta nueva fórmula dramática, mezclaba tragedia y comedia. Además, rompía con las tres claves que tenía la escuela de teatro italiana, que provenía de la Poética y la Retórica de Aristóteles, y que eran: unidad de tiempo, de historia y de lugar. Este autor escribió cerca de 1500 obras de todos los géneros literarios: teatro, poesía y narrativa. Todas las novedades que introduce en sus obras teatrales las recoge en una obra titulada El arte nuevo de hacer comedia. Algunas de estas novedades fueron las obras estructuradas en tres actos (explicación, complicación y desenlace). Recurre a la polimetría, es decir, utiliza versos y estrofas en algunas partes de la obra. Sus temáticas principales eran el amor, los celos y el honor, es decir, temas con los que la población se podía sentir identificados fácilmente. También los temas religiosos estaban presentes, sacados de la Biblia o de vida de los santos. Las canciones populares también aparecían en medio de sus obras. Los personajes de Lope de Vega suelen seguir un patrón fijo, y se repiten en muchas de las obras, estos son: el rey, el caballero noble, el galán enamorado, la dama, el viejo o el padre de la dama, el marido o el hermano, el villano y el gracioso.

 

En cuanto a los autores en lengua valenciana destaca Francisco Agustín Tàrrega, nacido en Segorbe en 1584, de la generación anterior a Lope de Vega. Fue canónigo de la Catedral de València desde 1554 y miembro de la Academia de los Nocturnos, famosa tertulia literaria, con el cargo de consiliario y el sobrenombre de "Miedo". Como a Lope, tampoco le atraían los rígidos principios aristotélicos de composición de las obras. Se conservan diez comedias de Tàrrega. La enemiga favorable, es citada por Cervantes en el Quijote. Trata temas históricos y nacionales que se entremezclan con temas amorosos, excepto en El prado de Valencia, de temática costumbrista, que se parece ya más a las de Lope de Vega.

 

Cristóbal de Virués (1550-1614) fue otro de los autores valencianos más representativos del siglo XVII. Además de dramaturgo, fue también un militar que luchó en la batalla de Lepanto y en Milán. Se retira en 1586 en València, y es cuando escribe obras como el Monserrate. Provenía de una familia distinguida, su padre fue un médico amigo del humanista Lluis Vives. Virués no solamente fue reconocido en València, sino que en la corte, autores como Cervantes lo elogian. Más adelante estará en contacto con Lope de Vega. Su condición de militar se ve reflejada en algunas de  sus obras donde ensalza los triunfos de las batallas. Su estilo mezcla el teatro tradicional y el nuevo concepto que se estaba gestando en la época, ya que mezcla intrigas palaciegas, pero en obra de tres actos (y no de cuatro), rompe la unidad de tiempo (pasan veintidós años en la obra de La gran Semíramis). En La infelice Marcela mezcla personajes nobles y plebeyos, rompiendo con el teatro clásico. Lope de Vega reconoce las aportaciones de Virués al teatro en su Arte nuevo de hacer comedia.