Soy Felipa Castelló, viuda de Joan Alfonso, pelaire.

Nací en Valencia hace 50 años, hija de un aluder. A los 20 me casé con el pelaire Joan Alfonso y tuvimos tres hijos. A todos los he perdido ahora por culpa de la guerra de la Germanía. Mi hijo pequeño murió en la ciudad, víctima de la pestilencia que nos visitó a comienzos la revuelta, y los dos mayores salieron con las huestes de Esteve Urgellés por la puerta de Russafa y no regresaron nunca, muertos cerca de Almenara según me contaron. Mi marido Joan, que admiraba profundamente al maestro pelaire Joan Llorenç, fue sentenciado a muerte por la nueva virreina Germana de Foix, una vez acabada la revuelta. Fue ejecutado el año pasado por haber formato parte del Consell municipal durante la Germanía. Él, como tantos otros, ha sido ajusticiado por tener el valor de luchar por una esperanza. Ahora, sola en este mundo, sobrevivo como puedo, de hacer alcahuetería.