Los dioses (123 d.C.)

La diversidad de cultos en Valentia se conoce gracias a las inscripciones epigráficas conservadas, muchas de ellas por iniciativa particular, como dedicatorias funerarias o votivas.  Se conocen menciones explícitas a Asclepius, Bellona, Fata, Fortuna, Hercules, Isis, Iuno, Iuppiter Optimus Maximus Ammon, Nymphae, Serapis, Venus. Desgraciadamente, no se ha podido encontrar el templo dedicado a Júpiter, Juno y Minerva, la tríada capitolina, que era parte fundamental del culto estatal y estaba presente en todas las ciudades romanas.

 

Cada ciudad contaba con su propio colegio sacerdotal, que era elegido mediante un procedimiento muy similar al de los magistrados civiles. Cada divinidad contaba con un pontífice, que dirigía ese culto específico, encargado de dirigir las ceremonias y el mantenimiento del templo. Podían ser cargos anuales o vitalicios, y gozaban de privilegios como exención de obligaciones militares o derecho a asientos privilegiados en espectáculos públicos. Existían al menos tres pontífices en cada ciudad, que así formaban un colegium. El siguiente rango era el de los augures, encargados de interpretar los signos celestes para conocer la voluntad de los dioses en lo relativo a actuaciones públicas. Su organización era parecida a la de los pontífices. El siguiente rango eran los harúspices, que interpretaban los presagios leyendo las vísceras de los animales sacrificados en las ceremonias.

 

 

 

La diosa Fortuna aparece mencionada en un pedestal dedicado por un ciudadano llamado T. Rubrius en época Alto Imperial, hallado en la zona del foro, donde pudo existir un santuario dedicado a ello. Una estatua de la diosa fue encontrada en Velluters, fragmentada en tres trozos y se piensa que pudo pertenecer a un tumba monumental del siglo II d.C.

La diosa Isis contó con pedestales similares al de Fortuna. Esta divinidad de origen egipcio sirve de muestra para la tolerancia religiosa de los romanos, que solían integrar en su religión cultos extranjeros de manera habitual, en especial los de origen oriental. Esta característica, compartida con la religión ibera, junto con el politeísmo de ambos pueblos, favoreció la asimilación de la cultura romana por los iberos. En el caso de Isis, sabemos que cercano al antiguo matadero municipal tendría su sede una agrupación dedicada a su culto que se autodenominaba «de los esclavos de nacimiento adoradores de Isis», aunque no se han conservado más vestigios del edificio. Una mención especial merece el culto al dios Asclepius, divinidad que contaba con varias dedicatorias como las mencionadas anteriormente, una de las cuales fue descubierta en 1652 y forma parte actualmente de la fachada principal de la Basílica de la Virgen de los Desamparados.En la Almoina se descubrieron una piscina y un pozo de ofrendas que actualmente se consideran pertenecientes a un santuario dedicado a Asclepius, uno de los pocos edificios que sobrevivió a la destrucción de época republicana. Finalmente, se conoce también una inscripción encargada por un esclavo llamado Callinius, en la que formula una oración por la salud de su amo, Publio Herennio Severo.