A finales de siglo XIX las teorías anarquistas elaboradas por Mikhail Bakunin (1814-1876) llegaron a España y gozaron de amplia difusión entre el obrerismo valenciano, de forma predominante sobre el socialismo marxista. El anarquismo, en su vertiente sindicalista, rechazaba la idea socialista de construir partidos políticos obreros y señalaba la necesidad de constituir sindicatos encargados de luchar por lograr mejoras inmediatas, mientras se combatía por crear una sociedad sin Estado y sin clases, donde la propiedad estaría en manos de las colectividades obreras y cada individuo produciría según su voluntad y recibiría según su trabajo o sus necesidades.