Los soldados de El cid

El Cid fue un caballero castellano al servicio de los monarcas Sancho II y Alfonso VI. Tras varias disputas con el segundo, instigadas por sus enemigos en la corte, que le acusaron de robar parte de los tributos de la taifa de Sevilla, empezó a actuar por su cuenta, dirigiendo un potente ejército que ponía al servicio de reyes musulmanes o nobles cristianos según lo que le resultaba más beneficioso en el momento. En dos ocasiones volvió a Castilla, pero Alfonso VI le desterró de nuevo en ambas.

 

 

En el año 1088, el Cid entró al servicio de Al-Musta’in, emir de Zaragoza, al mando de una tropa de trescientos hombres, para dirigirse a Balansiya y destronar a Al-Qadir, pero el Cid se puso de su parte, argumentando que era vasallo de Alfonso VI.

 

Al-Musta’in regresó a Zaragoza, y pidió la ayuda del emir de Lérida y del conde de Barcelona, Berenguer Ramón II, rival del Cid por controlar la costa Mediterránea. El ataque de Berenguer y sus aliados fue rechazado. Un segundo ataque en 1090 supuso la derrota definitiva del conde barcelonés y el emir de Lérida se convirtió en tributario del Cid, que convirtió a  Al-Qadir en una figura decorativa. De esta forma el castellano se convirtió en la verdadera autoridad del Xarq al-Andalus, obligando a todos los emires del entorno a pagarle tributo. Durante una de sus ausencias de la ciudad, estalló una revuelta en la que Al-Qadir fue asesinado. El Cid regresó y recuperó la ciudad, ejecutando a docenas de rebeldes, antes de que pudieran recibir la ayuda que habían reclamado a los almorávides.

 

 

 

 

Cuando tuvo conocimiento de lo ocurrido en Valencia,  el emir almorávide Tasufin envió a su sobrino al mando de un nutrido ejército para  expulsar a los castellanos y hacerse con el control de la ciudad. El Cid inició los preparativos para la defensa, y las fuerzas almorávides llegaron a las cercanías de Balansiya el 15 de septiembre. Los invasores permanecieron a la espera durante un mes, ya que su llegada la zona coincidió con el inicio del Ramadán. Transcurrido ese tiempo,  tuvo lugar la batalla de Pla de Quart, en la que las fuerzas del Cid obtuvieron la victoria, forzando a los supervivientes a retirarse.