Sacerdote elegido por la jerarquía eclesiástica para hacerse cargo del gobierno y cuidado espiritual de una diócesis u obispado, división eclesiástica heredada de la administración civil del Bajo Imperio romano. La provincia Cartaginense se dividía en 22 diócesis, entre las que se encontraban las de Dénia, Elx, Xàtiva y Valencia. Los obispos se erigieron en los dirigentes máximos de las ciudades, y en el caso de Valentia destacó el obispo Justiniano, posiblemente el prelado al que estaba destinada la Cripta funeraria de la prisión de San Vicente, que se puede visitar actualmente en la plaza del Arzobispo.