Hasta el siglo VII Valentia mantuvo un importante tráfico comercial de artículos suntuarios destinados a las élites. Mercaderes griegos, sirios y judíos importaban vinos, aceites, ungüentos, vajillas, tejidos, metales, y orfebrería de Oriente y el norte de África. Posiblemente el puerto estaba situado cerca de la ciudad, sobre el río Turia, entonces navegable, como demuestran los restos arqueológicos portuarios encontrados, datables en el siglo III.