En 1472 Roderic de Borja, entonces cardenal y obispo de Valencia, intercedió en favor de la ciudad de Barcelona, asediada por el rey Juan II en el contexto de la guerra civil catalana. Antes, fue recibo en Valencia por el hijo del rey, el futuro Fernando el Católico, que le cumplimentó con un esplendoroso banquete en el que contó con juglares, malabaristas, breves obras de teatro entre platos –entremeses–, y ornamentos increíbles en la comida como servir las aves cocinadas con sus plumas y brollando agua perfumada por el pico.