La repostería andalusí fue excepcionalmente variada. Sus ingredientes básicos eran la harina, los huevos, el aceite, la almendra, los piñones, los pistachos, las nueces, los higos, los dátiles, las pasas, las frutas confitadas, las especias, la miel y el azúcar, introducido en Europa por los musulmanes. Los cristianos heredaron muchos de sus dulces y postres, como el turrón, el mazapán, el arnadí, el arroz con leche o los buñuelos.