En el despacho de su fábrica de abanicos y bastones, los Colomina reflexionan sobre el clima político del momento y discuten estrategias frente a la creciente organización obrera. La familia hizo fortuna en Cuba, pero ha sabido diversificar sus inversiones en la industria y la exportación de la naranja. Necesitan entrar en política para asegurarse influencias a nivel comercial, mientras viven y saben disfrutar de las oportunidades de ocio que presenta la Valencia burguesa.