A mediados de siglo XIX el campo valenciano se reestructuró profundamente. Mientras que cultivos anteriormente mayoritarios como la morera o la barrilla se desmoronaron por la crisis de la sedería y la aparición de la sosa artificial, otros, hasta entonces minoritarios, se expandieron masivamente al ritmo de los mercados, como la vid para hacer pasa, vino o aguardiente, las cebollas, el arroz y especialmente la naranja.