Soy Felipe Lino de Castellví, conde de Carlet, anfitrión de una tertulia con el padre Tosca y Juan Bautista Corachán.

Nací hace cerca de 50 años en Valencia y resido en la ciudad en un gran palacio con mi esposa María Ana Escribano, hermana del conde de Alcúdia, y mis hijos, Ana, Apolonia y Joaquín. Soy conde de Carlet y poseo numerosas tierras, censales y rentas en diversos lugares del reino y en la Particular Contribución de Valencia. Estoy en tratos con los Catalá de Valeriola para casar a mi hija Ana con el marqués de Nules y así reforzar nuestro linaje. He asistido hace  poco, junto a los miembros más destacados de la nobleza valenciana, a la recepción ofrecida por el rey Felipe en el palacio del Real con motivo de su reciente visita a Valencia. Ha prometido la restitución del derecho civil valenciano, que ya respetó en Aragón y Cataluña después de la guerra de Sucesión. Cuando nuestro monarca, habiendo ocupado el reino después de la batalla de Almansa, decretó la Nueva Planta y asimiló nuestras leyes e instituciones a las castellanas, hubo gran malestar entre todos, incluso entre los nobles que como yo habían sido fieles seguidores de la causa borbónica. El cumplimiento de esta promesa sería ahora una recompensa merecida por la obediencia de los valencianos, ya que solo el estamento popular se puso del lado del archiduque Carlos y si la ciudad de Valencia lo tuvo que hacer durante dos años fue por la ausencia de tropas borbónicas en el territorio. Yo mismo estuve obligado a encabezar la comitiva encargada de darle las llaves de la ciudad a ese vil ladrón de Basset. Afortunadamente ahora son tiempos de paz.