Soy el padre Tomás Vicente Tosca y Mascó, sacerdote de la congregación del Oratorio de San Felipe Neri y vicerrector de la Universidad de Valencia.
Nací en Valencia hace ya 68 años. Mi padre fue catedrático de medicina y siempre procuró que yo tuviera una instrucción completa. De joven me ordené sacerdote e ingresé en la Congregación de San Felipe Neri. Antes de la guerra de Sucesión asistí, junto a Corachán, Olmo y otros, a tertulias y academias en las que intercambiábamos experimentos y tratábamos de difundir las nuevas ideas científicas de Newton y Descartes. Para recoger estos saberes preparé dos compendios, uno de contenido filosófico, es decir, sobre física, biología, medicina, astronomía, óptica y otras ciencias, y otro de contenido matemático, pero parece que no han calado en nuestra sociedad. Me enorgullece haber realizado un nuevo plano de Valencia, que mejora con mucho la anterior representación que teníamos de la ciudad, realizada por Mancelli en 1608. Fue mi obsesión hasta el punto que me pusieron el mote del capellà de les ratlletes porque iba por toda la ciudad tomando y anotando medidas. Ahora ejerzo como vicerrector en el Estudi General, aunque no soy profesor. En estos momentos se habla de entregar la enseñanza de la gramática latina en exclusiva a la Compañía de Jesús, de retornar el patronato que el municipio tenía sobre la Universidad y de convocar nuevas cátedras, ya que las vacantes provocadas por la guerra aún no han sido cubiertas. Tanto es así que Gregorio Mayans, uno de nuestros jóvenes intelectuales más prometedores, está pensando en trasladarse desde su plaza de Salamanca.