Soy Severiano, esclavo.
Nací en la villa de Teudiniro. Mi familia era muy pobre y apenas heredé tierra. Un año de sequía se lo llevó todo: mi cosecha y mi libertad. Ahora malvivo con otros esclavos rústicos en las cabañas próximas a la casa de Teudiniro y trabajo sus tierras a cambio de nada. Atanasio, el administrador, nos trata como si fuéramos animales. En cambio, los esclavos domésticos viven mejor que los campesinos. Estoy harto de esta vida, cuando pueda huiré de la villa, lejos de aquí, y seré libre.