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La expulsión de los moriscos (la acción transcurre en el año 1619)
Entre septiembre de 1609 y enero de 1610 se llevó a cabo la expulsión de los moriscos del reino de Valencia. La Monarquía argumentaba la necesidad de garantizar la pureza religiosa, pero había otras razones, como el levantamiento de los moriscos de las Alpujarras, la posible alianza de éstos con los turcos, o el resentimiento de la población cristiana, crispada por una coyuntura económica recesiva.
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El Corpus (30 de mayo de 1619)
La festividad del Corpus Christi se celebra en Valencia desde mediados del siglo XIV con una gran procesión en honor de la Eucaristía. En el siglo XVII, con el espíritu de la Contrarreforma, la procesión se impregnó de un nuevo fervor religioso y adquirió buena parte del ceremonial que todavía hoy conserva.
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El Pare Simó (30 de mayo de 1619)
El Patriarca Ribera gobernó la diócesis de Valencia desde 1568 hasta 1611, consiguiendo mantener la religiosidad al margen de la heterodoxia. Tras su muerte, sin embargo, se abrió un periodo de incertidumbre en el que se enfrentaron dos corrientes opuestas: una más dogmática y otra más populista.
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El teatro (30 de mayo de 1619)
El teatro tuvo una gran proyección social en el siglo XVII. Las obras ya no se interpretaban en las calles, sino en patios o corrales. Ello permitió introducir mejoras en los escenarios, al tiempo que asentó la profesión de actor y la de dramaturgo. Había autores valencianos de renombre, como Tàrrega o Virués, pero Lope de Vega era el preferido de la audiencia.
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La peste (invierno de 1648)
Durante el siglo XVII los brotes de peste se sucedieron en la ciudad de Valencia. La más grave se desató en junio de 1647 y asoló la capital hasta octubre del año siguiente. Se constituyó una junta del morbo par hacer frente a la epidemia, confinando a los contagiados en cinco lazaretos. A pesar de las medidas, fallecieron más de 20.000 personas.