La entrada en Valencia en época moderna estuvo marcada por la Germanía. Los agermanados se alzaron contra la nobleza y la jerarquía eclesiástica, llegando a controlar Valencia entre 1519 y 1520. El espíritu de la Contrarreforma arraigó con fuerza y el afán por la unidad religiosa culminó en 1609 con la orden de expulsión de los moriscos. La grave crisis económica del XVII y la peste de 1647 provocaron numerosos motines, que se mezclaron a principios del XVIII con un conflicto de importantes consecuencias para la ciudad: la guerra de sucesión.