Álvar (1064-1114)

Soy Álvar, campesino castellano, ahora peón del Cid.

 

Mi familia es de Sepúlveda, más allá del río Duero. Soy el menor de cuatro hermanos y apenas me correspondía herencia así que a los 20 años, ahora hace trece, entré como sirviente en la mesnada que asedió Tolaitola (Toledo) y la puso en manos del rey Alfonso de Castilla. Unos cuantos de nosotros, comandados por Alvar Fáñez y por orden directa del rey, custodiamos a Al-Qadir, el emir de Tolaitola que acabábamos de destronar, hasta Balansiya con el fin de que la gobernara a cambio de pagar parias. Cuando Alvar Fáñez tuvo que abandonar la ciudad para ayudar al rey en la batalla de Zalaca (Sagrajas) contra los almorávides yo me uní a la mesnada del Cid Campeador, que atacó y dominó la Balansiya de Al-Qadir. Hace unos años el rey Alfonso envió tropas contra la ciudad para desviar hacia él los tributos que don Ruy cobraba, y éste, para evitar enfrentarse contra nuestro rey, nos obligó a abandonarla. Con el apoyo de un pequeño destacamento de almorávides los moros aprovecharon la ocasión para matar a Al-Qadir y llevaron al poder al cadí Ibn Yahhaf con el título de ra’is. Pero poco después el Cid volvió a someter la ciudad, la asediamos durante un año hasta que se rindió, la ocupamos y nos hicimos fuertes en ella. A lo largo de todos estos años, las cabalgadas y las soldadas me han permitido ir acumulando dinero. Ahora don Ruy pretende hacer obispado en la ciudad para que la Iglesia y el rey de Castilla legitimen su gobierno. Creo que regresaré a Sepúlveda para comprar una heredad antes de que los clérigos comiencen a exigir rentas.