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Una ciudad de acogida (año 1316)
Valencia fue el destino de grandes contingentes de población durante toda la edad media, gentes venidas principalmente de Cataluña y Aragón, pero también del propio reino y de territorios más distantes. Una parte conseguía avecindarse y arraigar en el municipio, en especial comerciantes, artesanos, clérigos y caballeros. Los oficios y la afinidad de origen constituyeron la base de la sociabilidad durante los primeros tiempos.
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La producción cerámica (año 1316)
Una de las artesanías que alcanzaron gran desarrollo después de la conquista fue la alfarería. La manufactura se concentraba en los municipios del entorno de Valencia, en especial en Paterna y Manises, y la producción se distribuía a través del Grao. Tras una primera etapa orientada a la alfarería de basto, desde finales del siglo XIII los talleres se especializaron en la loza decorada, que alcanzó una enorme difusión.
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La manufactura textil (año 1316)
La artesania téxtil se fue desarrollando con fuerza a lo largo del siglo XIV, hasta convertirse en la principal industria de la Valencia medieval, orientada tanto a consumo local como a la exportación. La producción de tejidos de lana comprendía numerosas fases, desde la esquilada de las ovejas hasta ela cabado final de los trapos, cada una de las cuales conllevaba un oficio diferente. Hacían falta muchos años de práctica, primero como aprendiz y después como oficial, hasta conseguir la pericia necesaria para presentarse al examen que permitía conseguir el grado de maestro, condición necesaria para abrir taller propio.
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El asalto a la judería (año 1391)
Aunque con frecuencia se habla de convivencia de culturas, cristianos, judíos y musulmanes coexistían en un marco de relaciones tensas y desiguales. La pujante comunidad hebrea era vista con recelo por los cristianos, en especial por las clases populares, que hacían de ella el blanco periódico de sus iras, atizados a menudo por las predicas de los clérigos. En junio de 1391 se produjo una revuelta antijudía en Sevilla que se extendió rápidamente a numerosas ciudades de la Península, provocando saqueos, incendios y matanzas. En Valencia el motín estalló el 9 de julio, y supuso el golpe de gracia a su judería.
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La predicación de San Vicent Ferrer (cuaresma de 1413)
El fervor que despertaban las predicaciones del dominico Vicent Ferrer (1350-1419) es una buena muestra de la religiosidad medieval, vívida y arrebatada. Su oratoria, repleta de ejemplos, era fácilmente comprendida por el pueblo, lo que le granjeó una fama enorme. Son muchas las ciudades europeas que conservan la memoria de su paso, acompañado de una nutrida comitiva de flagelantes. Su prestigio le encumbró como uno de los compromisarios del reino de Valencia que hubieron de decidir en Caspe (1412) la sucesión de la Corona a la muerte de Martí l’Humà, siendo decisivo su voto en favor de Fernando de Antequera.