En casa del perfumista Ahmad, junto a la puerta de al-Warraq, muy cercana al alcázar, el día se inicia en el patio, con la oración del alba. Es verano y el quehacer diario se desarrolla a la sombra del patio. Pronto se casará la joven Fátima y el ambiente entre las mujeres de la casa es alegre y festivo. Durante la tarde las visitas se suceden y con ellas se conversa sobre los rituales, el linaje familiar y las tradiciones. La velada nocturna en el patio queda reservada a Ahmad y sus amigos; reunidos en torno al laúd y la poesía, intentan olvidar la cercana amenaza de los ejércitos cristianos.