Soy Lorenzo Jarque, aunque aquí en Valencia me llaman Llorenç Eixarch. Acabo de llegar a la ciudad.
Soy natural de Teruel y tengo 26 años. Cuando mi padre murió hace un año, sin dejarme más herencia que su torno y su oficio de alfarero, decidí venir a Valencia, a la búsqueda de fortuna. Al poco de llegar conocí a Berenguer Toviá en una feria de ganado en Ruzafa y me está ayudando a establecerme en la ciudad. Se ofreció como fiador en mi petición de avecindamiento y ahora insiste en que me una a su cofradía, la de Santa Ana, aunque no estoy muy seguro porque casi todos son bruneters. Además, fue él quien me presentó a Omar Tahuell, un médico judío que me concedió el préstamo necesario para arrendar un patio en la pobla del Bisbe e instalar allí mi obrador de alfarería. Antes debía haber algún cementerio de moros por la zona, porque la arcilla siempre sale llena de huesos; aún así es tierra buena y con el agua de la acequia de na Rovella puedo hacer las piezas que demanda mi clientela como las ollas y cazuelas grises o todo tipo de obra pintada en verde y marrón y obra dorada: boles, platos, cántaros, escudillas, jarrones, jarras, aceiteras, tiestos, botes...