Ramón Vila Aguilar
Ramón Vila Aguilar nació el 14 de junio de 1942 en Campanar. Es hijo de Ramón Vila y Josefina (Pepica) Aguilar y no tiene hermanos.
De pequeño, siguiendo la costumbre existente en el pueblo, fue al Colegio de la Sagrada Familia, un colegio de monjas que en la actualidad sigue en pie. Tras un periodo de unos dos o tres años pasó a la Escuela Nacional hasta que cumplió los 12 años. Será entonces cuando fue a una academia hasta los 16 años, momento en el que entra como aprendiz de mecánico en un taller de maquinaria agrícola. Además estaría hasta los 19 años trabajando de ocho de la mañana a seis de la tarde. Después del trabajo tenía clase en una academia industrial donde iba a aprender mejor el oficio; complementando de esta forma sus estudios con el trabajo.
Sería con 16 años cuando conoció a su mujer, Susi. Un día, el donante y sus amigos al salir del cine fueron al baile de Beninamet, allí ambos se conocieron. Tras ese día fueron quedando. Su noviazgo duró ocho años, finalmente se casaron el uno de junio de 1967. De este matrimonio salieron dos hijos: José Ramón Vila Gómez (1968) y Susi Vila Gómez (1971).
En su juventud el donante formó parte de los Clavarios de San Miguel de Campanar. Durante las fiestas, el donante cogía vacaciones en el trabajo para poder dedicarse a sus funciones como clavario. Se establecía una cuota entre los clavarios para sufragar el coste de las fiestas, ellos mismos iban recaudando el dinero a las casas. Además el donante sería uno de los artífices de Radio Fumaguera, un circuito de altavoces colocados a lo largo del casco antiguo de Campanar. Para ello contó con la ayuda de varios amigos. Él era el locutor de esta radio, en la que ponían música, comentaban el programa de las fiestas del 61' y anunciaban a los comercios locales.
Tras la realización de estas fiestas, los clavarios fueron al chalet de uno de ellos en Paterna a celebrar el cierre. En el viaje de vuelta tuvieron un accidente de tráfico. Dos compañeros iban delante en una moto y el resto (unas 10/12 personas) iban en una furgoneta. La moto y la furgoneta empezaron a adelantarse mutuamente y, en uno de estos adelantamientos, la moto perdió el equilibrio y acabó en el suelo; mientras que la furgoneta al esquivarles dio un par de vueltas de campana. Milagrosamente lo más grave que sucedió fue un brazo dislocado, por ello los clavarios al año siguiente repitieron las fiestas en honor a San Miguel, que les había salvado del accidente.
Seria este mismo año, 1961, cuando el donante decidió hacer el servicio militar voluntariamente, con la ayuda de un teniente o coronel (no lo recuerda bien) que él y un compañero conocían. Fue destinado al cuartel de San Juan de Ribera en Alameda dentro de la Compañía de Apoyo Ligero. Tras una instrucción básica realizó el juramento de bandera y varios cursillos con los que ascendió en la escala militar (cabo y luego cabo primero). Además aprovechó para sacarse el carnet de conducir, el donante recuerda este periodo con nostalgia y opina que sacó provecho del servicio militar. Tras doce meses de servicio en Alameda estuvo otros ocho meses más (pues si te alistabas como voluntario eran 20 meses de servicio) en Paterna el 20 Regimiento de Infantería Guadalajara.
En octubre del 63 se licencia y regresa al taller agrícola en el que trabajaba. Sin embargo, quería trabajar por su cuenta. Debido a que un tío suyo tenía un próspero negocio en el servicio de transportes, decide probar suerte en el sector, para ello con 23 años se compra una furgoneta marca Mercedes y a finales del 64 comienza a trabajar como transportista. Tres años después se compra un camión y contratará a un chofer para la furgoneta. Mantuvo este negocio hasta el 73 (nueve años en total) dando trabajo a su mujer, como secretaria y a otras seis o siete personas más. A partir del 73 decidió trabajar como transportista para la empresa MARCOL. En el 76 dejaría el sector para convertirse en vendedor de marroquinería, creando su propia empresa. Esta la cedió a su hijo en torno al 2005, pero ,debido a la crisis económica, tuvo que cerrar el negocio en el 2013.
Eduard Pérez y el presidente de la Asociación de Campaners de la Seu impulsaron la idea de volver a hacer funcionar las campanas de Campanar. Unas campanas que en el 67 se habían electrificado pero que antes hacía sonar el padre del donante. Este tema surgió en torno al 1988 y 1889 y aparecerán unos 7/8 campaneros hasta que en el 2006 se formará la Asociación Cultural Campaners de Campanar de la que el donante será elegido como presidente y Eduard Pérez quedará como encargado del fomento cultural.
En 1973 entrará a formar parte de la Falla l'Antiga de Campanar de la que formará parte hasta el 1995. En ésta falla en la que ostentará algunos cargos como el de tesorero.
Entre sus aficiones podemos encontrar el teatro a nivel amateur dentro del grupo de teatro de la falla. Además ha participado en algunas producciones como extra de Canal 9 (como Bon Día, Bonica). También es aficionado a la fotografía. Y actualmente sus tareas como presidente de la Asociación de Campaners de Campanar le tienen felizmente ocupado.